La vida es una brújula rota

Y puede que miremos hacia atrás y no encontremos fuerzas para parar.
Pero hay que renacer cada segundo, con cada paso nos acercamos más a los sueños, esos sueños que nos prometimos.
Los viajes en el tiempo los realizamos con la mente.

Por mucho que quieras tu tiempo para pensar, el tiempo sigue su curso y su ritmo, no da tregua ni descanso.
Siempre marginada, apartada de una sociedad que no me acepta, que no me comprende ni respeta.
Siempre andando, sin paradas por el camino, levantándome en cada piedra que me tropiezo.

Ya no sé que más escribir, para que mi conciencia sacie su sed de expresión, para que mis anhelos más profundos queden escondidos en un vano intento de libertad. 
Ya no sé que más decir, para que los sueños sigan presentes, para que el amor siga dentro, para que la esperanza no se desespere en su prisión de oscuridad y pasado. 

Sólo me queda Gritarle a los cuatro vientos, rogarle a la brújula que indique el camino correcto.

No more tears

Pestañas que no cumplen los sueños prometidos, caladas que no inspiran confianza, miedos a la incertidumbre de la lejanía.

Mirar al cielo y dar gracias por este regalo, porque son las pequeñas cosas las que hacen feliz. 

Un beso en la comisura de los labios.

Una caricia en la palma de la mano.

Una pequeña foto, que guarda un gran momento.

Una mirada que expresa tanto.

Todo lo grande de esta vida viene guardado en pequeñas cajas, la felicidad no viene de golpe, sino que te llega en pequeñas dosis de éxtasis. 

Partimos de la oscura nada a un vacío lleno de soledad. 

La melodía de las lágrimas al chocar contra la almohada.

El eco de nuestros sollozos acurrucados en una cama.

El sonido punzante del recuerdo de sus gemidos, de sus pisadas.

Y todo empieza y termina en la nada, esa que invade y secuestra nuestras almas, que escribe los silencios y desquebraja las miradas.

Ese momento que cambia el rumbo de sus huellas...de nuestras pisadas.