viernes, 3 de octubre de 2014

Poesía

Y la tinta se folló al papel y así nació Poesía.

Fuiste el rumor que se convirtió en tormenta, la lucha que acabó llorando en la acera.
Fuimos el titilar de una lágrima sorda, suicidándose en el filo de nuestros ojos.
Fui las notas de un piano mudo, de un sueño roto, de un suspiro aspirado, de un grito ahogado. 



Fuiste, fuimos, fui [...] la añoranza de un futuro a tu lado. 
Fuiste, fuimos, fui [...] la vida prematura de una caricia.
Fuiste, fuimos, fui [...] la esencia de un perfume en tus días.

La rapidez del comienzo, la agonía del final, de una partitura con notas mudas que lloran tinta sin parar. 
La rapidez de los sueños, que nunca miran atrás.
Esa soledad, esa que te atrapa y nunca te deja escapar. 
Esa soledad que la escuchas día y noche, minutos y segundos, un tic-tac.

Porque fuiste el presagio de un amanecer oscuro.
Porque fuimos el eco de agua sin río.
Porque fui, algún día.

Todo es confuso, incluso para Poesía, mucho más para Poesía. Niña inocente y eterna, musa de los mayores poetas, esos que la ponen tan cachonda como para que se corra. 
Pero Poesía murió, hace tiempo que el punto y final puso fin a su finalidad.
Ya no hay consuelo para Poesía, ni el hogar en un cálido corazón. Sólo le queda Soledad, besando cada rincón, tocando su dulce melodía sin acabar.

Porque  la tinta se folló al papel y así nació Poesía.