martes, 13 de diciembre de 2011

Desiertos áridos

Que rara suena la lluvia desde el vacío oscuro de mis pupilas hace tiempo marchitas. Que extraña es la vida, vista desde el bosque centenario y lleno de recuerdos maltratados y a destiempo.
No comprendo las raíces de este árbol, retorciéndose en el cuello de la alegría, presionando cada gramo de saliva salida de su boca.
Le doy vueltas a cada gota caída estampada contra el suelo, no son lágrimas ni lamentos, no son ánimos ni descontentos.
No consigue salir de ese agujero negro, oscurecido y emborronado por el aliento del tiempo. Quiero salir de este lugar sangriento, llamado las venas de un vulgar desierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario