Encerrado en un armario me encontré,
el espejo perdido de mi razón.
La ignorancia pútrida de mi
infancia, los reflejos en el agua estancados y mi añoranza
encadenada a la nostalgia, de tiempos futuros a tu lado.
Después
de tantos siglos sin poder ver la sombra de las nubes en la tierra,
después de tantos segundos sin poder tener en mi boca, el sudor de tu lengua.
Después de tantos espacios regalados al momento,
después de tantas miradas entregadas al tiempo.
Después de tantos
susurros llenos de arrepentimiento, en la oscuridad del pasado, en la
lobreguez de mis recuerdos.
Encerrada en un armario la encontré,
la esencia perdida de mi ser. La felicidad del amor, y la ignorancia
del querer, la tristeza de la pérdida y la esperanza del tener.
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